viernes, 12 de agosto de 2016

Otitis Caninas

Uno de los problemas más frecuentes que nos encontramos en la clínica de pequeños animales es la otitis. De hecho representa entre un 5 y un 20% de las consultas diarias. Es una patología de etiología multifactorial y ciertas razas son más sensibles que otras. Pero siempre cursa, como bien sabe quien haya sufrido otitis alguna vez, con un intenso dolor. Tanto, que nos da idea de por qué el animal deja de comer, se automutila e incluso cambia el carácter produciéndose en él agresividad, sobre todo al intentar tocar la zona afectada.

La frecuencia de la enfermedad radica en especial en la peculiar anatomía del conducto auditivo de los perros. Tiene una zona externa más ancha y se va reduciendo su diámetro según se interna hacia el tímpano. Al principio el canal es vertical y más internamente hace un ángulo convirtiéndose en horizontal. Todo ello dificulta su limpieza.



La forma del pabellón auricular influye en la aparición de otitis, siendo más frecuente en animales de orejas péndulas y en animales de pelo largo ya que suelen tener abundante pilosidad en el interior del pabellón. Los animales que tienen gran actividad al aire libre como son los perros de caza son más susceptibles por la exposición al polvo, tierra, agua, etc.

También la edad influye pues se ha visto que los animales más susceptibles son los que tienen entre 5 y 8 años.

Las causas de otitis son muy variadas, desde cuerpos extraños como espigas que puedan introducirse hasta parásitos como los ácaros, o algunas levaduras. En todo caso la causa primaria es una inflamación y es ésta la que provoca cambios en el interior del conducto, como variaciones del PH, en la humedad, etc, que hace que las bacterias que allí viven de un modo normal proliferen y provoquen la infección, y que se agrava por los productos metabólicos que producen esas bacterias o los hongos. Todo ello produce irritación de las glándulas productoras del cerumen, aumentando su producción y disminuyendo la ventilación, lo que favorece aún más el crecimiento bacteriano.


SÍNTOMATOLGÍA

Ya hemos hecho referencia al dolor intenso que provoca la otitis. Los signos que nos permiten detectar el problema son la insistencia en rascarse alrededor de las orejas, frotar los oídos por el suelo o contra muebles y las sacudidas frenéticas de la cabeza que el animal realiza constantemente, además de que generalmente lleva la cabeza torcida hacia el lado del oído afectado.

El problema de la otitis externa es que avance hacia el interior del conducto y se convierta en otitis media primero y profunda después. En esta fase de la enfermedad se ve afectada la membrana timpánica, que se lesiona y produce alteraciones de la audición. Al encontrarse el órgano del equilibrio en el oído interno, la otitis interna provoca alteraciones del mismo, provocando tambaleos, vueltas en círculo, e incluso un movimiento anormal de los ojos denominado nistagmo.

La proliferación bacteriana generalmente va acompañada con un olor característico, como olor a rancio. Es un olor similar al que denominamos “olor a perro” y pensamos que es el animal el que tiene un olor fuerte cuando en realidad está padeciendo una otitis. Esto se puede comprobar fácilmente introduciendo un hisopo o bastoncillo en el oído y al olerlo veremos que es ése el “olor a perro” que olemos en el ambiente.

Las complicaciones que conllevan las otitis externas, además de la internalización del proceso son varias, entre ellas la miasis, es decir la proliferación de larvas tras la deposición de los huevos por las moscas en un medio apropiado para ello como son los exudados purulentos. Estas larvas son carnívoras y de no tratarse pueden provocar la muerte del animal.

Otra complicación es el otohematoma que, como su nombre indica, es el hematoma que se produce sobre el cartílago auricular por la rotura de pequeños vasos como consecuencia de rascado o sacudidas violentas debido a prurito auricular o al dolor. Su tratamiento es quirúrgico logrando el drenaje del contenido hemorrágico y tratando de conseguir una aposición de los tejidos para evitar recidivas, aunque generalmente deja secuelas de por vida como el pabellón auricular arrugado.

Para el correcto diagnóstico hay que seguir varios pasos:
- Después de un meticuloso examen físico del animal hay que hacer una correcta exploración otoscópica del oído. Debe ser completa, con el instrumental y en el momento adecuado (si el oído está lleno de exudado e inflamado es imposible una buena observación con el otoscopio). 
- Se debe realizar una limpieza a fondo y desinfección del conducto auditivo externo en otitis media. Este paso debería realizarse siempre bajo anestesia general y es fundamental para el éxito del tratamiento. Previo al mismo el animal será evaluado para ver si está en condiciones de ser sometido a una anestesia general.

Existen métodos complementarios de diagnóstico que hay que poner en práctica. La evaluación citológica que consiste en hacer un frotis y evaluar las células presentes en el exudado de manera que se pueda diagnosticar "la causa" y no "el efecto, y el cultivo con antibiograma cuando se sospecha que la causa es infecciosa. Se debe tomar una muestra para saber qué agente está causando la infección y frente a qué antibiótico es más sensible el microorganismo encontrado.


TRATAMIENTO

Las otitis no tratadas son siempre reincidentes en caso de que remitieran espontáneamente.

Los tratamientos son largos, normalmente de 20 a 30 días, y pueden utilizarse fármacos de dosificación oral o tópica dependiendo del caso.

Durante el tratamiento se debe limpiar los oídos una o dos veces a la semana con gasas húmedas o con limpiadores óticos. Nunca se deben usar bastoncillos porque se puede impedir la correcta salida de las secreciones.

La limpieza de los oídos prepara el camino y aumentan la eficacia del tratamiento posterior, sea local o sistémico.

No hay que arrancar los pelos que crecen en el oído porque puede provocar una inflamación que agraven aún más el problema.

Antes de colocar las gotas óticas de tratamiento, primero se debe limpiar el oído para sacar el exceso de secreciones y después de poner las gotas hay que extender el producto mediante fricciones externas del canal auditivo. Es muy importante poner poca cantidad de producto. No por mucha cantidad mejora la eficacia.

Las otitis crónicas con infecciones purulentas deben limpiarse correctamente y, además, hay que tratar la causa primaria. Los antiinflamatorios orales en la otitis, pueden mejorar y facilitar el tratamiento junto con limpiezas locales. Las otitis causadas por la bacteria Pseudomona auroginosa son muy problemáticas porque es una bacteria muy resistente que produce otitis muy graves, recurrentes y con muy mal olor. Hay que ser muy agresivos en su tratamiento, y muchas veces hay que utilizar antibióticos orales o locales.

Otra otitis muy típica en cachorros es la producida por los ácaros del oído (Otodectes cynotis). Se contagia de forma rápida entre perros a través de la cera y de las secreciones del oído. Su tratamiento se realiza con gotas tópicas. Si no responden al tratamiento convencional, alguna vez hay que realizar ciertas intervenciones quirúrgicas, por ejemplo, abrir el conducto vertical (llamada técnica de Zepp) o la ablación (eliminación) de todo el conducto auditivo.

Con las quirúrgicas se busca la mejora de la calidad de vida del perro, muchas veces se obtiene la curación completa y, en otros casos, mejora la ventilación y la limpieza del oído.

Las técnicas más agresivas se utilizan en los casos que existe un estrechamiento del canal o incluso una calcificación del mismo.

En definitiva, la prevención se basa en una buena higiene con una serie de cuidados de rutina para evitar la otitis en perros y gatos:

- No se debe limpiar profundamente el oído más allá de lo que podamos ver, y nunca usar bastoncillos que empujen los exudados hacia el interior del oído.

- Se deben utilizar soluciones especiales de lavado de las que existen una variada gama en el mercado y no soluciones óticas con antibióticos, antinflamatorios, antimicóticos o antiparasitarios sin indicación veterinaria previa.

- En aquellos animales con antecedentes de haber padecido otitis debe hacerse un examen otoscópico (cada 4 ó 6 meses) para evitar las recaídas y sobre todo al comienzo de la primavera.

- Durante los baños debe evitarse la entrada de jabón, agua, champú o soluciones antiparasitarias externas ya que todas ella pueden ser irritantes y predisponer a la aparición o recaída de una otitis.

- Si se observa que el animal tiene malestar en los oídos, no se debe dejar pasar el tiempo, ya que cuanto más crónica se hace una otitis, menos posibilidades hay de tratarla con éxito. Se debe recurrir rápidamente al veterinario, quien le indicará cuales son los pasos a seguir para tratarla adecuadamente.

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