sábado, 30 de julio de 2016

Glándulas anales de los perros

Las glándulas anales son dos estructuras situadas a ambos lados del ano, debajo de la cola, y muy superficiales, justo debajo de la piel en perros y gatos. Producen un líquido espeso, viscoso y oscuro, de olor fuerte y característico, que constituye la “seña de identidad” de cada perro y gato. Estas glándulas se vacían con la defecación y contribuyen al marcaje territorial; su eliminación, por el motivo que sea, no afecta a la calidad de vida del animal.
 
Si por alguna razón no se vacían de forma regular, el líquido se hace más espeso y oscuro, dificultando aun más el vaciado, y originando un acúmulo que produce una dilatación de las glándulas. Este hecho se denomina impactación y origina molestias, dolor y prurito anal, sobre todo en los perros, que lo manifiestan sentándose en el suelo y arrastrando el ano para aliviarse; también se lamen con frecuencia la base de la cola. Esta zona, así como la zona perineal, puede mancharse con el líquido, y presentar un aspecto sucio y con un olor fuerte característico.
 
 
Si las glándulas están muy llenas pueden observarse dos elevaciones a los lados del ano; si el problema persiste, al llegar al máximo de distensión la glándula se rompe y sale el contenido. La impactación puede complicarse con una infección, con lo que se produce dolor, fiebre, decaimiento, alguna hemorragia y tendencia al estreñimiento, ya que la defecación se vuelve difícil y dolorosa.
 
 
Si la infección no se corrige se produce un absceso, que puede ser abierto o cerrado; entonces se requiere de cirugía para ayudar a la cura del proceso. Si se producen impactaciones/infecciones repetidas es aconsejable extirpar los sacos anales, siendo preferible realizar la cirugía en el momento en que los sacos anales no tengan infección ni inflamación, ya que el proceso será más fácil, rápido y con menores complicaciones.
 
En algunos casos avanzados y los escasos pacientes en los que se desarrolla un tumor benigno, (no maligno (cáncer)) de estas estructuras, requieren una intervención quirúrgica para extirpar los sacos anales. Para evitar el problema debemos eliminar completamente los alimentos que produzcan estreñimiento, retirar de la dieta todo tipo de huesos ya sean enteros o triturados, mantener una higiene cuidadosa lavando a menudo la zona afectada y acudiendo a su veterinario rápidamente cuando detectemos anomalías en el aspecto externo o un olor desagradable, dolor al defecar o las posturas típicas que adoptan los perros enfermos de las glándulas anales.

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